Hace
unos días al pasar por cerca de un puesto donde venden plantas, me
pare porque una de ellas me llamo la atención, no tenia flores pero
sus hojas eran de un verde intenso y sus puntas terminaban en un
verde más claro casi blanco. Le pregunte al hombre que las vendía
como se llamaba y me sorprendió enormemente por que me dijo que era
la “Rosa de Jericó” en estado natural, en tierra.
Esta
planta la conozco seca, en un ovillo, que cuando se pone en un
recipiente de cristal con agua se va abriendo poco a poco, ofreciendo
todo su esplendor, nunca pensé que podría estar en tierra, así que
me compre dos a precios muy módicos.
La
tradición esotérica de esta planta data de tiempos lejanos y muy
remotos y con el paso de los siglos no se ha llegado a desprender de
su leyenda y cualidades. Si eres creyente o no sobre este tema, te
puedo afirmar que muchos reconocen antes o después sus beneficios.
La
historia de esta planta nos cuenta que cuando Jesús se retiraba a
orar por el desierto, unos ovillos de plantas secas y arrastradas por
el fuerte viento, se detenía apaciblemente a sus pies y de
madrugada, después de abrirse con el rocío de la noche, ofrecía al
Maestro las gotas de agua de sus ramitas, Jesús las tomaba con las
yemas de sus dedos llevándolas a sus labios para calmar su sed y
conmovido por su ofrecimiento, la bendijo. Era la Rosa de Jericó.
Esta
leyenda se esparció durante muchos años a todas las naciones e
inclusive traspaso a otros continentes, con el paso del tiempo se ha
considerado la Rosa de Jericó como una flor divina y portadora de
muchos beneficios, donde se le atribuyen propiedades especiales
nombrándola como el único talismán vivo.
Existe
la creencia en varias partes del mundo, de que quien adopte y cuida
una Rosa de Jericó, puede atraer hacia sí y a los suyos paz, amor,
salud, fuerza, felicidad, suerte en los negocios, habilidad en el
trabajo, bienestar económico, etc. Entre sus otras propiedades caben destacar el gran poder que tiene para absorber las energías negativas (de las cuales se alimenta) evitando en nuestro hogar las malas influencias, pero también destaca por su poder de atracción de dinero y amor, así como de la capacidad de influir positivamente en nuestro estado anímico y de salud.
Rosa
de Jericó en tierra
Si
tienes la suerte de adoptar una Rosa de Jericó plantada en tierra,
te daré algunas recomendaciones para tenerla siempre hermosa.
Son
plantas muy frondosas de hojas variadas, en navidad se suelen
decorar, echan raíces aéreas que le dan un aspecto exótico, les
encanta el ambiente húmedo y le temen enormemente al calor excesivo.
Se
pueden desarrollar en cualquier lugar, pero estarán mucho mejor en
zonas sombreadas, especialmente en la época de verano cuando el
calor es más fuerte. Esta planta estará sana y en condiciones porque ira creciendo en diámetro y no en altura.
No
es recomendable que este a temperaturas menores de 16º C ni mayores
de 35º C.
El riego debe ser de moderado a alto, la tierra debe estar bien húmeda, NO AHOGARLA. Es preferible echar el agua en el platito debajo de la planta. En verano sera conveniente pulverizar las hojas a diario.
Se puede cultivar en macetas o terrarios en cualquier momento del año, trata de que el suelo sea rico en sustancias orgánicas y blandas, que lleve menos turba y más arena.
Esta planta es muy propensa a sufrir ataques de pulgones, habrá que vigilarla muy atentamente para evitar ser atacada.
Si deseas multiplicarla, lo mejor es hacerlo por división de la planta siempre durante la época de primavera.
Rosa
de Jericó en agua.
Llena por la mitad un recipiente de cristal de boca ancha con agua a temperatura de templada a fría, coloca en el fondo de dicho recipiente algunas piedras decorativas y coloca la Rosa de Jericó, deja que se abra, lo hará lentamente y al cabo de tres días cámbiale el agua, trata de no dañar las pequeñas raíces. Normalmente veras que el agua se enturbia, como mínimo una vez a la semana cámbiale el agua y limpia el recipiente de cristal. Tendrás una hermosa Rosa de Jericó de lo más decorativa por mucho tiempo.
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